Luego de la muerte material, el alma, impregnada de deseos que durante la vida material satisface con el cuerpo material, sigue con dichos deseos pero ya no dispone de un cuerpo material para satisfacerlos. Esto genera una frustración o sufrimiento que la mitología ha denominado "infierno". Es, por decirlo de algún modo: el sitio donde se consumen (se queman) los deseos bajos, puramente corporales. Sin embargo, esta limpieza es un deseo del alma para estar en condiciones de ascender al mundo de las almas, donde habitará hasta la próxima encarnación.
Funciona como un niño pequeño, que tras jugar y aprender todo el día, al llegar la noche, por indicación de quienes velan por él, debe bañarse para comer y dormir. Por su bien y para poder seguir su vida al día siguiente.
Aunque el niño lo viva como un infierno.
El infierno sería la limpieza o purificación elegida para cambiar unos placeres por otros. En el ejemplo del niño: la limpieza es el paso necesario para pasar del juego a la cena y el descanso.
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